
Redacción: Aury Blanco Gómez
Co-autora: Johana Rivera
Frey David Berrio Roqueme, oriundo de Palo Alto, corregimiento de San Onofre, Sucre, es un joven extremo que encarna la esperanza y la lucha de nuestra tierra caribeña. Con apenas 18 años, su estatura imponente de 1,80 m y su pie izquierdo dominante, son símbolos de una fuerza que va más allá del físico; éstas son las expresiones de un espíritu que desafía las circunstancias para abrirse camino en el exigente mundo del fútbol profesional colombiano (FPC) con la selección de Envigado FC.

No obstante, su historia se convierte en un espejo donde se reflejan las tensiones sociales y deportivas que enfrentamos: la búsqueda constante de superación en medio de un entorno que no siempre ofrece garantías. Frey no solo defiende en la cancha, representa la defensa de un sueño colectivo, el anhelo de una juventud que se resiste a la marginalidad y se reinventa a través del esfuerzo y la disciplina.
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Por ello, su paso por la Categoría Primera A, siendo defensor en la selección de Envigado, es un poema en movimiento, donde cada partido es una página escrita con sudor y pasión, un relato que invita a pensar en las dificultades académicas y sociales que muchos jóvenes de nuestra región enfrentan, y cómo el deporte puede ser un faro que ilumina caminos alternativos.

Por esta razón, este joven no es solo un futbolista; es un símbolo de resistencia y transformación, un joven que desde Palo Alto & San Onofre lleva en sus botas la voz de quienes sueñan con un futuro distinto. Por ende, su carrera apenas comienza, pero ya resuena como un canto poético que desafía el destino y nos recuerda que la grandeza nace del compromiso con uno mismo y con la comunidad.
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